domingo, 28 de noviembre de 2010

Corpúsculo, una parodia peligrosa vs. Híncame el diente

Revisando hoy mi colección de libros me he dado cuenta de que en mi estantería había un huequecito vacío y asustada por la idea de que alguien me hubiese robado alguno de mis tesoros (Mios, sólo mios, missss tesssoros xD) me he acercado preocupada y en ese momento... LO HE VUELTO A VER!!
Allí escondido por su diminuto tamaño estaba mi ejemplar de CORPÚSCULO y me he dicho, ¿por qué no? vamos a hacerle la reseña que se merece. Bueno, pues allá vamos:

Eres de las pioneras de Crepúsculo o de aquellas que se leyeron los libros (antes o después de la película) y les gustó, les gustó de verdad pero después llegaron a odiarlo y a maldecirlo porque personas (normalmente chicas adolescentes entre 13 y 45 años) lo llevaron a los extremos saliendo a la calle con camisetas de "TEAM EDWARD" y gritando cosas como: "BITE ME"... Ha llegado la solución que andabas buscando para desahogarte y reírte de aquellos personajes que en su día te gustaron tanto...y por sólo 8,95€:


CORPÚSCULO, UNA PARODIA PELIGROSA
«ESTABA completamente segura de tres cosas. Primero, Edwart era, tal vez, mi alma gemela. Segundo, yo asumía que esa parte salvajemente descontrolada de vampiro que había en él me quería muerta. Y tercero, yo deseaba incondicional, irrevocable, impenetrable, heterogénea, ginecológica y vergonzosamente que me besara.»
Y así, Belle Goose se enamoró del misterioso y chispeante Edwart Mullen en la hilarante adaptación de Crepúsculo de la irreverente Harvard Lampoon. Llena de amor, peligro, políticamente incorrecta, sobre todo para los padres, espeluznantemente embriagadora como un baile de fin de curso, Corpúsculo es la escandalosa historia de una chica obsesionada por los vampiros, que busca el amor en el sitio equivocado.

Con una Belle Goose (Ganso), que se cree la tía más popular y más sexy de su nuevo instituto, y con un Edwart (Verruga) Mullen, el chico más friki y más... "especial" del mismo, de protagonistas llegamos a un romance un tanto distinto... Belle está completamente segura de que Edwart es un vampiro y hará lo posible por convertirlo en su novio. En este libro conoceremos a gente de todo tipo desde amigas epilépticas hasta madres completamentes dependientes de sus hijas.

No pude parar de reír en todo el libro, sencillamente es fantástico, abras por donde abras el libro siempre te chocas con una frase divertida o con alguna escena graciosa. Edwart, en realidad, me da mucha pena, porque es el típico pringaillo cuyo amor hacia las consolas de videojuego (o hacia cualquier producto electrónico) no le permite ver lo que le rodea, pero eso es lo que hace más divertida la historia.

Lo que este libro hace básicamente es ridiculizar las escenas, más que de el propio libro, de la película de Crepúsculo:

"Yo le devolví la mirada fija. Me tumbé sobre la hierba. Él se tumbó a mi lado. Hicimos el ángel sobre la hierba con movimientos sincronizados. El tiempo pasó volando como en un sueño.
-Belle, es hora de marcharse.
-¿Ya?
-Han pasado cinco horas. Hemos estado sobre la hierba y mirándonos fijamente el uno al otro durante cinco horas. Por favor, necesito de verdad llegar a casa."

Aunque te guste mucho Crepúsculo, no puedes perder la oportunidad de leer este libro, porque se lee rápido y te hace pasarlo bien y reír un montón. Sinceramente, yo le doy 5 ESTRELLAS.

Pasando ahora a otra parodia de Crepúsculo, nos encontramos con Híncame el diente:


Y qué puedo decir de esta película que no sea que me encantó, me reí muchísimo y que la volvería a ver 100 veces más.
Hay gente que opina que el humor americano de este película es difícil de pillar o que no tiene mucha gracia, a mi no me lo pareció en absoluto, es buena y mucho.
Esta vez Edward si es un vampiro y sigue el rol de los libros, así que no hace falta que yo explique nada sobre el argumento.

Si en estos momentos tuviera que decidir entre una de las dos parodias, creo que me quedaría con Corpúsculo, que por algo este blog va de libros xD

Bueno, me despido con mi libro de Corpúsculo en la mano, me voy a releerlo y a pasármelo en grande.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Feliz cumpleaños, Ele!!

No sé cuantos meses tarde te felicito, pero te prometí algo y te lo debía, no es un libro, pero es una historia de amor y tiene 10 páginas de word, así que tómatelo con calma xD Espero que te guste ^^ :

EL SONIDO MÁS HERMOSO
No fue amor a primera vista. No, no lo fue. Puedo recordarlo tan bien como si el tiempo hubiese detenido su apresurada carrera para contemplar el pasado.
Recuerdo mi primer día en la fría Irlanda, por aquella época no era más que un muchacho de quince años. Recuerdo que  viajé desde España para pasar el verano en casa de mis abuelos. Recuerdo que era el día de mi cumpleaños cuando llegué. Recuerdo la gran fiesta que ellos habían preparado para mí, al igual que recuerdo a todos aquellos invitados desconocidos que me saludaban y felicitaban con el mismo afecto que mis familiares. Pero sobre todo la recuerdo a ella.
Sin embargo no puedo decir esta vez que recuerde el momento en el que me fijé en ella, sólo recuerdo que lo hice.
Sin duda era hermosa. Su cabello rubio cubría su espalda en una cascada de rizos, su piel era tan blanca como la propia luna y en sus facciones de muñequita de porcelana destacaban sus grandes ojos, tan azules como un día despejado. Pero sinceramente estaría mintiendo si dijese que fue en su belleza lo que llamó mi atención en aquellos momentos. Lo que me hizo reparar en aquella muchacha fue verla rodeada de todos los jóvenes invitados, tanto chicos como chicas, en mi propia fiesta de cumpleaños. Ella había captado toda la atención de los muchachos, dejándome a mí en un segundo plano, apartado de todos los demás. La oía reír, al poco tiempo todos reían, cuando ella decía algo todos asentían para darle la razón, parecía llevar el liderazgo del grupo, parecía dominar perfectamente a todos los reunidos, parecía no tener ningún reparo en dirigir la misma atención tanto a las chichas como a los muchachos y, por supuesto, parecía no importarle que el protagonista de la fiesta se encontrase completamente solo, alejado del resto de la juventud y confinado a compartir soporosos discursos con adultos desconocidos que sólo sabían comparar el cálido tiempo español con el gélido clima Irlandés.
Durante un momento de la fiesta, que estaba resultando de lo más decepcionante, ella me sorprendió observándola y yo pensé que apartaría la mirada, no lo hizo. No separó sus ojos de los míos, aún más, me sonrió con afecto y saludó con la mano como si fuésemos conocidos, en vez de completos extraños como realmente éramos. Eso me desorientó y me hizo mirar hacia otra dirección, azorado y confuso, lo que despertó un coro de risas. Entonces un rubor cubrió todo mi cuerpo, no de vergüenza sino de ira hacia aquella muchacha por haberme hecho quedar mal.
Entonces comenzaron los juegos. Lo bueno de Irlanda es que mires donde mires puedes encontrar un retazo de verdes árboles. En el caso de la casa de mis abuelos, los podías encontrar en cualquier parte, estando como estaba rodeada por un bosque lleno de vida que refulgía color por todas partes. Allí me encontraba yo pues, pasándomelo por primera vez realmente bien desde el comienzo de la fiesta y corriendo desesperadamente para evitar que me atrapasen. De vez en cuando se escuchaban gritos de emoción, risas incontenidas  y nombres susurrados.
Yo había dejado de correr y me adentraba en el bosque caminando lentamente y observándolo todo como quien nunca ha visto un árbol, y es que realmente nunca había visto un bosque como aquel, la belleza del paisaje me absorbió por completo y no lo vi venir. De repente, alguien agarró mi mano. Me sorprendí de tal manera que al girarme mi espalda chocó con el gran tronco de un árbol que me impedía retroceder.
Y allí estaba ella, a escasos centímetros de mí, sus ojos pícaros posados sobre los míos y sus manos descansando sobre mi pecho. Si su roce me había sorprendido, mucho más me impresionó su cercanía, lo que a continuación hizo no lo esperaba en aquel momento y dudo que lo hubiese visto venir jamás. Poco a poco acercó su rostro al mío y presionó sus labios ligeramente sobre los míos. Todo el aire abandonó mis pulmones de súbito y olvidé como se respiraba mientras la observaba con ojos desorbitados. Jamás pensé que una dama se atreviera hacer lo que ella hizo. Cuando acabó su beso la noté sonreír sobre mis labios, los cuales no se habían movido en ningún momento, y se desplazaron, marcando con su nariz un camino que recorrió toda mi mejilla, hasta situarse muy cerca de mi oído. Entonces susurró:
-Tú la llevas…
Tras esto agarró las faldas de su vestido y se perdió en la espesura del bosque dejando como única huella de su presencia una estela de risas.
Mientras que yo me recuperaba de la sorpresa e intentaba controlar mi respiración, otra ola de rubor bañó mis mejillas. Aquella muchacha ya me había tomado el pelo dos veces y me había hecho quedar como un idiota. Sentí odio y resentimiento por la forma más horrible en la que me hizo sentir en aquellos momentos… aunque en realidad lo que realmente me sentó mal fue que aquella chica me había robado mi primer beso sin consentimiento ninguno por mi parte y aún así me había gustado.
Por eso mismo, mientras que salía del bosque, en un ataque de mal humor, poniendo fin al juego, no pude evitar llevarme una mano a los labios y seguir el sendero que ella había marcado por mi mejilla. Juré que me la devolvería y me dije a mi mismo que quien ríe último ríe mejor.
Con estos pensamientos de venganza di por acabada la fiesta y fui al encuentro de mi verdadera y única pasión, la música. Durante el resto de la tarde el piano cantó vergüenza y venganza bajo las suaves caricias de mis dedos.
No sabía que nuestros futuros encuentros serían constantes.
Un día, explorando el bosque embriagador, que me sorprendía constantemente en una nueva explosión de color inesperada, hallé un sendero. Como todo muchacho curioso lo seguí, intrigado hacia dónde me llevaría, y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que el camino me había conducido a lo que yo creí que sería un castillo de princesas de cuento. Dicho castillo estaba rodeado por un foso lleno de agua clara y limpia, por lo que supuse que debía ser alimentado por algún río de paso constante, en el que se podían entrever bonitos peces de colores que nadaban el círculos bajo un puentecillo, que sobrepasaba el foso y conducía a la puerta principal, como si fuesen guardianes que custodiaban la entrada al palacio. Las altas torres parecían despuntar el cielo, que herido por dichas agujas sangraba convirtiéndose en un lienzo rojo que indicaba que el día daría  pronto paso a la noche.
En ese momento pensé que si alguna princesa habitaba en aquel castillo asomaría por alguna de las ventanas de aquellas torres y saldría a despedirse del día y su belleza sería tal, que la luna, celosa, no se atrevería a salir y la noche sería iluminada por la hermosura de la dama.
Y así ocurrió.
No me fijé en la reacción de la luna, ni si sus celos le habían permitido salir a ocupar su trono como reina de la noche, porque una estrella captó toda mi atención. Una estrella de pelo rubio y ojos azules, ambos tan claros que, bajo la mirada argéntica del resto de sus hermanas, parecían refulgir plateados.
Lo siguiente que recuerdo fue que me encontraba tumbado en mi cama, mirando a una luna desaparecida por mi ventana, y diciéndome a mí mismo que la luna había hecho bien en no salir, porque si lo hubiese hecho se hubiese producido un eclipse tan hermoso que hubiese herido mis ojos y aún los necesitaba para seguir contemplando a esa muchacha que me hechizaba tanto como me sacaba de mis casillas. Me recordé que el sentimiento de venganza no había desaparecido y que la fascinación era algo que podía guardar bajo llave en el cofre de mi alma. Repitiéndome estos pensamientos como si de una nana se tratara llegué al mundo del sueño, pensando en estrellas, en la luna y en que todo aquello era inalcanzable y que así debía seguir.
Mi abuela,  que conocía mejor que nadie mi amor por la música, ya que había sido ella de quien lo había heredado, contrató a un profesor particular que venía todas las tardes a darme clases de piano, instrumento que yo tocaba, con menos experiencia, mejor que él. Pero por miedo de herir los sentimientos de mi abuela no dije nada, de todos modos la práctica hace al maestro y no me venía mal tocar durante dos horas al día.
La primera clase fue bien, y la segunda, y la tercera, a la cuarta sucedió algo inesperado que no supe calificar de bueno o malo. En la cuarta clase apareció mi vecina, la princesa, con su gesto altivo y una sonrisa pícara en los ojos. Cuando le pregunté a mi abuela el por qué de esto, ella me contestó que la muchacha estaba interesada en aprender a tocar el piano, que controlaba casi por completo, y que era buena con respecto a la música, ya que incluso sabía tocar el violín. Sus palabras no me sorprendieron, yo sabía tocar ambos instrumentos a la perfección y mi abuela me tuvo que confesar que el profesor estaba cayendo en depresión ya que era yo quien le enseñaba a tocar antes que él a mí y que le había dicho que si quería que él siguiese dando clases debería buscarle un alumno de verdad, a quien enseñar y no de quien aprender.
Así pues, todas las tardes la veía entrar y sentarse en la banqueta del piano junto a mí, sin ni siquiera dirigirme un saludo, por mi parte yo actuaba igual.
Durante la primera semana compartimos el piano, sus fallos me desconcentraban y me enfurecían, aunque, debía de reconocer que tocaba mejor que muchos otros jóvenes de su edad. Si ya compartir las mejores horas del día con un profesor impresionable, hacerlo además con una torpe pianista limitaba mucho cualquier aprendizaje o práctica por mi parte. Aún así, nunca me quejé. Creo saber el porqué, pero nunca lo reconocería.
Al comienzo de la segunda semana, volvió a suceder. Esta vez sí lo esperaba.
Salíamos de la clase de piano, dejando al profesor en mitad de un concierto de ronquidos que daba desde un silloncito desde el que impartía sus clases. En cuanto atravesamos el umbral de la puerta, ella agarró mi mano, como hizo aquella vez en el bosque, me hizo girar y situarme contra la pared, al igual que la primera vez, sus ojos y sus manos se posaron en el mismo lugar en el que lo habían hecho hacía ya más de una semana y, al igual que la otra vez, su labios presionaron los míos. Todo ocurrió igual. No, no todo. A diferencia de la vez anterior, en esta ocasión los míos reaccionaron, atrapando los suyos en un abrazo que la sorprendió. Me apartó de un empujón y se alejó de mí, levantó su mano y se dispuso a abofetearme, pero yo se lo impedí sujetándole la muñeca antes de que su mano tocase mi rostro. Ella, indignada, se zafó de mi agarre y se alejó por el pasillo con los labios fruncidos en una mueca de rabia. Yo me quedé allí, recostado en la pared y observando su  huida. Reí. Ella había querido burlarse de mí igual que aquella vez, pero yo no era como aquellos muchachos que suspiraban por su belleza, pues si bien me hechizaba, conocía antídotos de sobra para no ser controlado. Sus besos no me desestabilizarían ya más, ni me dejarían en un estado de anonadamiento, pues si una vez ocurrió fue porque no lo esperaba. Ahora le había devuelto el beso sin que ella lo esperase y, analizando su reacción, puedo afirmar que había sido el primer beso que daba de verdad. Reí de nuevo. Ahora podíamos considerarnos empatados.
No acudió a la siguiente clase de piano. Ni a la siguiente, ni a la siguiente…
Si bien debía considerarme afortunado por tener el piano para mí sólo, esto no ocurrió.
No sentí verdadero alivio hasta que una semana más tarde volvió a aparecer, aunque no parecía la misma, pues entró a la habitación con la cabeza gacha y evitando mi mirada. Me sentí culpable en vez de alegre por haber mermado la confianza de aquella muchacha, eso no podía haberlo hecho yo, me repetí cien veces a mi mismo que no había sido yo… porque no había podido hacerlo yo, ¿verdad?
Siguió igual durante el resto de la semana. La chica altiva que en un principio conocí se había convertido en una muchacha tímida que ocupaba el lugar más alejado de la banqueta del piano.
Cuando pregunté a mi abuela el porqué del estado de ánimo de la señorita, ella me contó que una enfermada terrible acuciaba a su hermana y que posiblemente no viviese por mucho más tiempo. Mi corazón dio un salto y sentí un dolor sordo en el pecho. Finalmente la culpa no era mía, no sentí alivio en absoluto.
En la siguiente clase, nuestro gran maestro cayó dormido bajo el efecto somnífero de una nana que el mismo nos había mandado a interpretar. Sin su voz dando órdenes y  haciendo correcciones la sala se lleno con el sonido invisible del silencio. Como siempre ninguno dijo nada, ninguno interrumpió la pieza tampoco y seguimos tocando. Las manos de ella, aún algo más torpes que las mías empezaron a equivocar notas e intentando seguir mi ritmo consiguieron crear un caos de notas sin sentido. Entonces, puse mi mano derecha sobre la suya izquierda y le hice detenerla, así estiré sus dedos y sin apartar aún la mía comencé a moverla sobre las teclas correctas del piano recuperando poco a poco el ritmo de la melodía. Su mano era completamente pálida en comparación con la mía tostada por los rayos de sol españoles y me pregunté como una mano que parecía cincelada en mármol podía trasmitir calor. Sin que ninguno se diese cuenta paramos de tocar, no sé si fue porque se había acabado la partitura o porque a ninguno le apetecía continuar, sólo sé que nos detuvimos. Ella giró su mano bajo la mía y la agarró con fuerza. Se deslizó en la banqueta hasta quedar muy cerca de mí, yo la imité. Ambos evitábamos la mirada del otro, pero la vista no era un inconveniente para que nuestros labios se encontraran. Mis labios, ciegos, encontraron el camino hacia los suyos en su cuello, mientras que los de ella esperaban a los míos en mi mejilla. Cuando al fin se hallaron, ambos fueron tímidos y dudaron un largo instante antes de permitir que los del otro le conocieran, pero al final ambos se fundieron en un abrazo y comenzó el beso. Para los dos era una experiencia totalmente nueva y ambos comenzamos una ronda de reconocimiento, tanto con nuestros labios como con nuestras manos, las mías recorrían su espalda y las suyas mi cuello.
De repente nos encontramos de nuevo tocando la partitura, no me di cuenta del momento en el que acabó, lo que si supe es que habíamos intercambiado el mismo número de besos que de palabras a lo largo de toda mi estancia en la fría Irlanda.
Cuando la clase acabó ella me dijo:
-Ven, quiero enseñarte algo.
Y algo en el brillo de sus ojos me hico pensar que estaba volviendo a ser la de antes.
Así, nos introdujimos en el bosque y anduvimos durante un largo rato, en el que yo llegué a pensar que habíamos equivocado los pasos, pues no llegábamos a ningún lugar. Pero entonces, llegados a un tramo del camino ella cogió mi mano y empezó a correr arrastrándome con ella.
-Aquí es… -me susurró.
Lo que vi, sinceramente me dejó sin palabras. En el tronco del árbol más grade que jamás había visto se podía ver un pequeña casita en su interior. Ella empujó la puerta de madera y me mostró el interior de la casa. No había mucho mobiliario, pero aunque parezca increíble había un piano de cola allí dentro, ya podéis imaginar lo grande que era aquel árbol, pues aún había espacio para que un pequeño sofá cupiese allí dentro.
-Toca –Me dijo –Todas las tardes, cuando acaban las clases, tú te quedas y tocas una melodía que nunca había escuchado antes, hazlo de nuevo…
Me sorprendió, ya que dicha melodía la había compuesto yo mismo, pero lo hice.
Entonces ella comenzó a cantar. Juro no haber oído jamás una voz tan hermosa como la suya y, allí, en el interior del tronco de un árbol, tocando un piano cubierto de hiedra y escuchando la que podía haber sido la voz de una sirena, todo me pareció un cuento de hadas.
Anocheció casi sin darnos cuenta y cuando me dispuse a marcharme ella me retuvo y me dijo:
-Quédate conmigo, no quiero volver allí de nuevo, sus gritos no me dejan dormir…
No tuve valor ni ganas para negarme. Pasamos la noche en el pequeño sofá, acurrucados muy juntos, en un momento determinado ella dijo:
-Ahora somos amigos.
Yo no contesté, no sé si fue el sonido maravilloso de su voz al cantar, la proximidad de su cuerpo o el sabor de sus labios, pero supe que ella nunca sería mi amiga, se acababa de convertir en mi primer amor.
Durante la semana siguiente, envié cartas a España, en ellas informaba a mis padres que quería alargar mi estancia en la casa de mis abuelos y continuar mis estudios de música en Irlanda. No fue fácil, pero conseguí convencer a un airado padre, que consideraba el arte una pasión estúpida y sin beneficios, y a una apenada madre que no quería separarse durante mucho más tiempo de su único hijo.
Durante más de un año y medio mi vida se adaptó a un nuevo horario. Cada día debía recibir diversas clases de música, desde historia hasta la práctica y composición de partituras para piano y violín, si alguna vez estas clases me condujeron a un estado de desesperación fue porque ansiaba las visitas que recibía más tarde, ya que al finalizar las lecciones volvía a atravesar el bosque y me encontraba con ella en el interior de nuestro refugio mágico. Allí ella me contaba el estado en el que se encontraba su hermana, que milagrosamente había conseguido sobrevivir, pero continuaba en un estado crítico y delicado. Yo, por mi parte le mostraba mis partituras y las tocaba para ella, que siempre me sorprendía encontrando la letra adecuada para cada una y reproduciendo cada nota con voz de ángel.
Nunca volvieron sus labios a buscar los míos, nunca volvieron sus labios a pronunciar ninguna palabra de amorosa, la enfermedad de su hermana le había creado un inmenso miedo a querer a una persona que después pudiese perder. Fuimos amigos, nada más, por mucho que yo tratase de no ocultar mis sentimientos hacia ella, no los notaba y si lo hacía me dirigía una mirada cargada de pena y miedo de la que nunca podía librarme por las noches, cuando, solo en mi habitación, mis pensamientos divagaban hacia lugares donde mi amor era correspondido.
Una vez, visité su casa, llevaba flores para la enferma, nunca la había visto pues en su estado no le permitían cuantiosas visitas, pero me había comunicado con ella a través de su hermana y descubrí que era una niña que amaba la música tanto como yo, pero cuya enfermedad le impedía tanto recibir clases como sentarse en la banqueta de un piano, su vida se veía reducida a una cama en la que se veía obligada a permanecer durante día y noche. La sirvienta me condujo hacia la entrada de una habitación y me dejó allí solo, me quedé durante un segundo frente a la puerta sin saber bien qué hacer. De repente oí una voz tan conocida como apreciada, pero sonaba rota y sin vida, ella estaba cantando, pero en su voz se apreciaban las lágrimas. Me asomé por una rendija de la puerta entreabierta y pude ver a una pequeña niñita de unos siete años tumbada en la cama, con una tez pálida y delicada. Su aspecto me sobresaltó. Un hombre vestido de blanco estaba clavándole una aguja de un tamaño seriamente considerable en la columna a la pobre muchacha de la que caían dos sendos ríos de lágrimas por sus mejillas blancas, para intentar distraerla del dolor su hermana le cantaba, pero su música sonaba distorsionada por sus propias lágrimas, tanto que tuvo que detener su canto. Entonces, la pequeña, con voz entrecortada dijo:
-Sigue cantando, no pares, me agrada tu voz y la música es lo único que me salva de todo esto…
-No puedo –Contestó su hermana ocultando su rostro entre sus manos.
No fui capaz de entrar, las flores se quedaron en la puerta de la pequeña, pero yo me marché como si nunca hubiese estado allí. Corrí hasta la casa de mis abuelos y me introduje en el bosque de nuevo, con mi violín entre mis manos seguí el camino y llegué al que supuse el lugar adecuado. Entonces empecé a tocar y cantar todo lo alto que pude. Mis esfuerzos fueron correspondidos, pues desde la ventana, que quedaba situada un poco más por encima de mí, apareció una pequeña cabecita de tez pálida, que, con una sonrisa en sus labios, aplaudió mi actuación hasta que un ataque de tos le obligó a volver al interior de su habitación, entonces apareció ella, que apartó las lágrimas de su rostro con delicadeza y articuló una palabra con sus labios sin producir ruido alguno. Gracias. Durante toda la tarde me mantuve bajo la ventana de la señorita y di un concierto privado tanto a la muchacha como al sol que se elevaba en el cielo, y no me detuve hasta que mi segundo invitado decidió irse, dando lugar a una oscura y bella noche.
Algo sucedió los días posteriores, pues sus letras empezaron a llamar mi atención. Nos encontrábamos los dos en la banqueta del piano y ella quiso mostrarme la nueva composición que había hecho para una de mis partituras. La canción decía así:
He de recordar la noche que lo oí,
Pues ya prohibido tengo olvidar
Las cosas ante las que me rendí.
En el cofre de mi alma
Hubiera debido de guardar,
Para que no llegase nunca
 al corazón que protegí.
Supuse que alejándolo me hacía un bien,
Mas no supuse bien y enloquecí.
¡Oh, ángeles del cielo!
¡Oh, sirenas de la mar!
¿A quién envidiáis su canto?
¿A quién creéis escuchar?
¿Cuál es el sonido más hermoso
Que escuché jamás?
Eso es fácil de contestar…
En ese momento ella me dirigió su mirada y la mantuvo allí mientras cantaba.
Él en sí lo es,
El roce de sus dedos sobre las teclas,
Su risa en mi pena,
Sus carias en mi cara
¿Cómo lo pude olvidar?
Hace tiempo que entendí
Que no había nada que proteger,
No significa que perdí la guerra
Sino que nuca lo debí hacer.
Ahora me pregunto por las noches
Cuando sólo en mi cama pienso
como debo decírselo, ¿Qué debo hacer?
Antes temía amarle
y ahora temo su rechazo,
mi actuación no fue correcta
pero es que nunca he amado
¡Oh, ángeles del cielo!
¡Oh, sirenas de la mar!
¿A quién envidiáis su canto?
¿A quién creéis escuchar?
¿Cuál es el sonido más hermoso
Que escuché jamás?
Eso es fácil de contestar…
Él en sí lo es…
La  miré a los ojos y ella mantuvo mi mirada y dijo:
Y por siempre lo será.
-Tú eres mi sonido más hermoso –Susurré muy cerca de su oído.
Entonces sucedió, nuestros labios se encontraron, y los unos bebieron de los otros como si se tratase de agua en un desierto. Nunca podré olvidar aquella noche en la que nos declaramos amor, y por más que quiera, nunca conseguiré olvidar las consecuencias que es trajo consigo.
La tarde siguiente, cuando la volví a ver en la casa del árbol, ella lloraba. Su hermana había muerto.
-Me estuvo llamando, pero yo no estaba allí, porque estaba aquí, contigo –No supe que decir- No te culpo y nunca lo haré, porque tú sólo has traído felicidad a mi vida, pero lo que ha sucedido no podré olvidarlo jamás…
Entonces salió corriendo y no la volví a ver. Se fue de Irlanda y se fue de mi vida. Aún guardo su canción como mi pieza maestra, ya que sin su voz me fue imposible volver a componer.
Han pasado muchos años ya, y hoy he vuelto a Irlanda a la que hacía casi la mitad de mi vida que no visitaba. He entrado en la pequeña casa del árbol y me he sentado en la banqueta de mi viejo amigo, allí estaba la partitura, abandonada y enverdecida por los años y la vegetación, y tocándola como hacía años que no lo hacía, he recordado la historia que narra y a sus protagonistas, ambos muertos por el paso del tiempo y por el olvido.
Ahora, a mis treinta años, estoy sólo y herido de muerte por el mundo, que te golpea constantemente sin darte tiempo para levantarte y recuperarte. Yo hace tiempo que dejé de intentarlo y me he rendido a la música que sana mi alma y susurra palabras de ánimo a mis cansados oídos. Estoy enfermo, y pronto no podré oir nada nunca más, fue entonces cuando recordé la música, a la que había olvidado tanto tiempo atrás y a la que pensé que nunca echaría de menos hasta que supe que la perdería para siempre. Ahora sólo pienso en acabar mis días al lado de este piano que compuso mis mejores recuerdos y momentos, deseando, antes de que no pueda volver a hacerlo jamás, escuchar de nuevo mi sonido más hermoso.
By: Lilth

FOR NARNIA!!! Las crónicas de Narnia: la travesía del viajero del alba

Ya llega la 3º película de las crónicas de Narnia al cine!!
Si os encantó las otras dos películas tanto como a mi, estaréis esperando con muchas ganas esta tercera


El trailer me ha dejado con ganas de más, pero también con bastante pena la verdad, ya que todas mis esperanzas iban puestas en Susan y Peter, que en esta película van a salir poco no, sino menos que poco como ya nos advirtieron al final de la segunda. Nunca acabaron de gustarme Lucy y Edmund, pero supongo que todo es acostumbrarse, ya han crecido y espero que Lucy deje de ser la típica niñita llorona e indefensa y Edmun el típico hermano pequeño que vive a la sombra de su extraordinariamente guapo hermano mayor, pues si voy a hechar de menos algo en esta película, ese algo va a ser indudablemente a mi rey de Narina: WILLIAM MOSELEY!!
Bueno, pero todo lo malo tiene una cara buena, y es que al menos conservamos a nuestro queridísimo Príncipe Caspian

Sinceramente, me alegro un montón de que esta vez no hayan pasado otros 3000 años y que Caspian no haya muerto, porque entonces la que hubiese muerto habría sido yo y mis ganas de ver la película, y mira que tengo muchas.

El argumento de la peli es el siguiente:
Lucy y Edmund Pevensie vuelven a Narnia con su primo Eustace donde se reencontrarán con el antiguo príncipe que ahora es el Rey Caspian.
Juntos embarcarán en la búsqueda de los 7 desaparecidos señores de Narnia tal y como le prometieron a Aslan. Este será un viaje que les llevará a cruzar los mares a bordo de la embarcación “El Viajero Del Alba”. En el camino se encontraran con dragones, enanos, islas mágicas y una banda de guerreros perdidos, antes de llegar al fin del mundo...

Y ES EN 3D!!
Me apena muchísimo no poder daros más información, pero no he leído los libros, aunque los tengo en mi lista de pendientes, lo malo es que tengo demasiados libros pendientes y no sé si alguna vez tendré suficiente tiempo para leerlos, por ahora me conformaré con la película. Y sin más dilación, despido este post con el grito que se me quedó grabado a fuego después de ver las dos primeras películas: POR NARNIA!!!


domingo, 21 de noviembre de 2010

3 MSC, película española!!!

Mario Casas vs. Riccardo Scamarcio

No es que sea una gran fan de las series españolas, es más, reconozco que no me gusta mucho Mario Casas y que me cabreé un poco al enterarme de que se iba hacer esta película en versión española. Me gustó bastante la película italiana, respetaron el libro, menos por eso de que Babi era morena en vez de rubia y que nuestro Step tenía 30 años. Ahora Antena 3 nos trae la misma película, pero con actores españoles...



La fecha esperada es el 3 de Diciembre y como ya he dicho, las películas y series españolas no me van mucho, pero he visto el trailer y parece que la película va ha estar bastante bien... yo espero que cuando la vea no empiece a compararla con el libro porque entonces es posible que me lleve una gran decepción, ninguna película de hora y media se podrá comparar jamás con un libro de 400 páginas, pero seré benévola e intentaré no chillar en la sala de cine: ¡¡¡ESO NO OCURRIÓ EN EL LIBRO!!!
Quién sabe, tal vez me lleve una sorpresa y me acabe gustando, por ahora cruzo los dedos para que eso suceda y cuando la vea sólo me quedará decidir si prefiero...

... la italiana o...


... la española.

Por ahora, me quedo con el libro :)


Sorry por tener tanto tiempo el blog cerrado!!

He tenido un mal comienzo, porque me estresé y tuve que abandonar el blog y pido PERDON  a aquellos que esperaban un poco más de mi, espero que no vuelva a pasar.
Sólo puedo pedir perdón y actualizar este blog abandonado, así que, allá voy!!!
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